En caso de que te preguntes cuál es el mito de Ícaro y Dédalo, y por qué muchas personas nos hablan de un relato donde se evidencian errores, amor, y traición, has llegado al sitio correcto.
¿Tienes curiosidad en saber cómo es el mito de Ícaro y Dédalo? Te daremos un paseo por una historia donde un padre, que sólo quería lo mejor para su hijo, tuvo que enterrarlo por su terquedad.
¿Cuál es el mito de Ícaro y Dédalo?
El origen del mito de Ícaro y Dédalo nos lleva a conocer primero a Dédalo, quien fue un arquitecto, artesa, e inventor, de gran habilidad. Este vivía en Atenas. Ampliamente reconocido por haber aprendido su arte nada más y nada menos que de la diosa Atenea.
Su fama se formó por la construcción del laberinto de Creta, y también inventar navegas que podían hacer recorridos por debajo del mar. Este se casó con una mujer de Creta que logró enamorarlo, llamada Ariadna, y tuvieron dos hijos: Ícaro y Yápige.
Tenía un sobrino llamado Talos, quien era su discípulo ya que gozaba del don de la creación, era el tipo de hijo con el que Dédalo siempre soñó. Pronto se daría cuenta que este era más inteligente que él, con sólo 12 años inventó la cierra, y no pudo evitar sentir mucha envidia de este.
Una noche subieron al tejado desde donde, divisando Atenas, solían mirar las aves e imaginar mecanismos para volar. Ícaro se marchó ya cansado, y Dédalo, luego de engañar a Talos, lo mató lanzándolo desde lo más alto del mismísimo tejado de la Acrópolis.
Inmediatamente este se dio cuenta de que había cometido un gran error. Y, con la intención de no ser castigado por parte de los atenienses, huyeron a la isla de Creta, donde fueron recibido por el rey Minos amistosamente, y le fueron encargados un par de trabajos donde era realmente bueno.
El encargo del Minotauro
El Rey Minos recibió la venganza de Poseidón, al verse ofendido, dejando que la reina Pasifae, su esposa, se enamorara de un toro. De esta unión se tuvo como consecuencia el nacimiento de un Minotauro, un monstruo que responde a las características de ser mitad hombre y mitad toro.
La leyenda de Ícaro y Dédalo se complica un poco cuando el rey Minos les revela que tienen como tarea el encerrar al Minotauro. Para esto, Dédalo debía construir un laberinto de muchísimos pasadizos, colocados de manera tan complicada, para que fuese imposible el encontrar la salida.
Sin embargo, el rey no quería que se supiese que había sido ordenado por él, por lo que terminó por encerrar a Dédalo y a Ícaro, su hijo, en el mismo lugar, en donde permanecieron por una gran cantidad de tiempo, perdiendo cada vez más la esperanza de alguna vez salir.
Una vez que ya se encontraban completamente desesperados por salir de dicho laberinto, a Dédalo se le ocurrió la idea de fabricar unas alas, hechas con plumas de pájaros y cera de abejas, con la intención de que pudiesen escapar volando del laberinto de Creta, ya que ni ellos mismos descifraban la salida.
El escape de Ícaro y Dédalo
Momentos antes de que salieran, Dédalo le advirtió a Ícaro que no se propusiera el volar tan alto, ya que si este se acercaba al sol corría con el riesgo de que la cera se derritiese, pero no debía ir tan bajo porque las alas podrían mojarse, siendo complicado volar por el peso.
Su viaje comenzó, y al principio Ícaro no tuvo problemas para seguir los consejos de su padre, quien volaba a su lado, pero después de un tiempo este comenzó a ganar cada vez más altura, ignorando los consejos de su padre.
Llegó a un punto en el cual estaba tan cerca del sol que la cera de sus alas terminó por derretirse por completo. Esto hizo que no quedase nada que sujetase las plumas, por lo que este cayó al mar y, trágicamente, murió ahogado.
Dédalo no tuvo más remedio que recoger a su hijo de la desgracia que había ocurrido. Y, luego de esto, lo llevó a una pequeña isla con la intención de darle una sepultura como se la merecía. Lugar que, con el paso del tiempo, se le otorgó el nombre de Icaria.
El final del mito de Ícaro y Dédalo nos lleva directamente hasta Sicilia, una isla en la cual Dédalo pasó sus últimos días hasta que murió en la corte del rey Cócalo. Aunque muchos asegurarían que sus días habían acabado en el momento en el cual tuvo que enterrar a su hijo.
¡Ahora ya lo sabes!
Esperamos que la próxima vez que alguien haga alusión a “la caída de Ícaro” tengas en mente que esta se trata de un relato donde la traición y la confianza, fueron la perdición de dos personas igual de talentosas, aunque podríamos contar a un tercero.
Si tienes alguna curiosidad acerca del mito de Ícaro y Dédalo puedes compartirla con nosotros en los comentarios, seguro puedes ayudar a alguien más interesado o compartir una duda con nosotros ¡Estaremos dispuestos a ayudarte con gusto!